lunes, octubre 29, 2007

Santiago Sox!


Estuve un par de días en Santiago, dentro de todo lo que más detestó de ir es:

1.- El Calor, yo soy definitivamente de invierno; el frio, la bufanda, la lluvia son lo mio.
2.- El exceso de gente, insisto en mi idea de que si no hay nada que hacer es mejor quedarse en casa y no salir a estorbar por la vía pública.
3.- La proliferación de olores extraños a medida que la temperatura se eleva.
4.- La cara de astio de las personas, si la vida no es el paraiso que esperaban, siempre existe el suicidio como salida.

Además están; el toqueteo, el atropello, las gente sudada, los malos conductores, los pokemones, las pelolais, el peruano, el boliviano, el gringo perdido, el ejercito de flacuchentos con bigotes, la vieja con el coche, la guagua y el crio. Que plaza italia arriba, que plaza italia abajo, que la micro, el metro, la tarjetita, el auto arrendado. Es un hecho que Santiago es Chile, y aún así prefiero estar lejos de este paraiso del asfalto.

lunes, octubre 08, 2007

Björk


Y si, alguna vez escuché grunge y en uno de esos arranques que suelen darme me compré los discos de Marilyn Manson cuando todos sabemos que lo único medianamente escuchable que hicieron es el Antichrist Superstar y esto porque Trent Reznor puso sus geniales manos en el proyecto. Eso era yo a principio de los 90, con una camisa a cuadros, un personal stereo que pesaba más que todos mis cuadernos y una con tolenada de cassettes a cuestas; porque en esos tiempos en los que la democracia era algo nuevo y trataba de olvidarme del pegajoso slogan del NO, el cd era prácticamente inalcanzable.

Con los años mis gustos musicales fueron tomando un tono cada vez más distinto, llegando al hecho de sorprenderme escuchando desde Silvio Rodriguez a An Pierlé sin olvidar claro mi gusto desmesurado por los sintetizadores de Depeche Mode. Entre tanto ir y venir entre bandas, punk, rock, solistas femeninas; Sarah, Tori, Fiona, Kate y PJ, que Portishead, que Radiohead, recuerdo una noche entre 1996 y 1997 en que algo me sorprendió; en radio rock and pop escuchaba en medio de un sorprendente terrorismo sonoro la voz de una princesa Islandesa; suave, pero a la vez capaz de llamar mi atención, con un acento envolvente como pocos, quedé gratamente sorprendido con ese conjunto de cosas transformado en canción, ese fue el momento en que por primera vez escuchaba a Björk. He comprado todos sus discos, visto su película media docena de veces, hasta compré el Bedtime Stories de Madonna porque escribió una canción para ese disco, he esperado cada primer single y cada disco soprendiendome cada vez más la genialidad de esta pequeña mujer, todo eso hasta este año donde pude escuchar sólo una vez Volta más veces hubiese sido un intento de suicidio lento y doloroso. Fue una decepción máxima, una tortura que se extendia canción por canción, me sentí casi tan desilucionado como cuando Milli Vanilli devolvía su Grammy; sí así de mal, esto de la música puede causar estragos en mi.

Hace un poco más de un mes se confirmó la visita de la Islandesa a Chile, cuando vino en 1998 y no pude ir juré que la próxima vez que la esquimal pisara suelo nacional estaría en primera fila. Desde esa promesa ya pasaron 10 años y no la cumpliré porque no estoy dispuesto a escuchar durante un par de horas la basofia que resultó ser Volta, porque dentro de todo su disco es el peor de su carrera y quedó bastante atras de los elogios que lograron con sus placas sus compañeras de generación Tori Y PJ. En hora buena a los que van y a los que no también que el mundo musical se mueve a la velocidad de la luz y Björk se nos quedó en una curva entre el pop y el ejercito de Timbaland.