viernes, octubre 22, 2010

Tacones Prostibulares.

Y todos celebraban que el arcoiris de la democracia había llegado, y ella corría por la alameda casi desnuda, casi atrasada a un trabajo que no exije horario, corriendo con sus tacones prostibulares que alimentaban a la media docena de chiquillos que la esperaban hambrientos al amancecer. Corria por las calles de un Santiago adornado de un "NO" que prometia casi la vida eterna. Y siguió corriendo sola a un puesto de trabajo invisible, a una esquina adornada de prostitución travesti. Y a una cuadra de la esquina prostibular su corrida se detubo por una bala loca que no la dejó llenar la boca de pan de esa media docena de hermanos que la esperaban hambrientos al sur de esa Moneda delirante por ese arcoiris que le prometía la libertad de esa esquina prostibular.

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