I wanna smash the faces of those beautiful boys, Those Christian boys....

Carlos y Pablo eran compañeros de colegio. Carlitos jugaba a la pelota en el recreo, Pablito jugaba con las niñas del curso; Carlitos decia chistes en clase y se sentaba al final de la sala, Pablito se sentaba adelante y hablaba sólo si alguien le preguntaba algo; Carlitos creció y tuvo mil pololas, Pablito creció y pasaba mucho tiempo solo, Carlitos se convirtió en el galan del curso, pablito en el maricón de la sala. Carlitos molestaba a Pablito, le decía; "maricón, colizón, colipato y fleto", Pablito imaginaba lo que le diria si fuese más valiente, pablito imaginaba una venganza y apretaba los ojos para no llorar más.

Carlos y Pablo se graduaron; Carlos fue a la fiesta con la niña más linda del curso, Pablito se quedó en su casa imaginando lo que estaba pasando y preguntandose por qué la niña que él invitó lo rechazó y se rió en su cara. Carlos y Pablo fueron a la misma universidad y estudiaron la misma carrera, Pablo estudiaba mientras Carlos pasaba de fiesta en fiesta; galaneando y llevando a su cama a una niña distinta cada noche, Pablo aceptó su sexualidad y aprendió a vivir con ella.

Carlos y Pablo se graduaron de la universidad, Pablo como el mejor de todos, Carlos con el montón, después de eso no volvieron a verse, pero como el destino es sabio después de un par de años los volvió a juntar.

Hace unas semanas tuve la oportunidad de estar con ambos en una reunión de negocios; Pablo es un tipo exitoso, con un cargo importante en una empresa de prestigio, su pareja se llama Sergio y viven juntos desde hace un par de años y llevan una vida feliz. Carlos es el asistente de Pablo se casó tuvo 4 hijos y con cada uno su abdomen se abultó más, se casó con la misma niña que llevo a la fiesta de graduación, usa pantalones kaki y poleras tipo polo, su mujer usa falda a media pierna y collar de perla y de seguro le pone el gorro a carlos con el jardinero.

En la cara de Pablo se dibuja una sonrisa cada vez que Carlos lo llama "Don Pablo".-

Here. In My Head

Sin duda es dificil reconocer cuando algo se pierde para siempre, quizás es más dificil porque se cae en cuenta que jamás se tuvo, o más dicho jamás fue lo que uno pensó. La amistad es algo que se cultiva día a día, sí un impresionante cliche que a parte de darme un poco de risa escribirlo me parece ahora una inmensa verdad.

Siempre he sido un tipo solo, de pocos amigos, me cuesta demasiado depositar confianza en gente que recién conozco o formar una amistad nueva, es por eso que cuando logro hacerlo soy bastantante aprensivo y porque no reconocerlo asfixiante a ratos: uno de los defectos que tengo en mi lista de cosas a eliminar.

Una vez, hace mucho tiempo, alguien me dijo que esperaba demasiado de la gente y desde ese momento lo he tenido claro, pero no he sido capaz de dejar de hacerlo. Es una mala costumbre que hasta ahora me ha traído más de un problema a la hora de establecer relaciones con mis amigos, pero que tiene de malo esperar cosas que se supone están implicitas en esto de la amistad.

Hoy desperté a las 6:15 de la mañana con la sensación de que todo se perdió, que el silencio se llevo todo, que ya nada será como antes y encendí la radio; me puse a escuchar a la Merchant mientras miraba por la ventana como el hielo brillaba en los techos de las casas y como el sol iba alumbrando de a poco el paisaje y hubo un silencio en el que me di cuenta que ya no hay nada más que sólo el recuerdo de lo que fueron las palabras escritas que con cada año se hicieron menos....y dejó de cantar la Mechant y el sol brillaba.