domingo, octubre 11, 2009

Ni una maldita florecita.

En una de las escenas de Marie Antoinette, cuando sorprendida por la gran opera de Paris decide aplaudir, Luis XVI la mira por primera vez de manera distinta; con ojos de gato regalón que entiende que por fin ha encontrado a su amo perfecto, con ojos de aprobación absoluta y de entrega total, y lanza una sonriza un tanto complice y aprobadora al gesto del aplauso de la adolescente reina. A mi nunca alguien me ha mirado así en lo que llevo recorrido de vida, nunca alguien se ha hecho complice de mis miradas y mis arrebatos. Esa misma noche de teatro, la reina de los peinados altos y las grandes deudas, conoce a la Duquesa de Polignac, su favorita y compañera en noches de juegos y borracheras, a mi loca cabeza se vienen los momentos, uno a uno, en que conocí a aquellos que en noches de vino y cigarros juraron amistad eterna, que con la cabeza embriagada y la palabra fácil hicieron promesas que se rompieron como se rompe un vaso medio vacio de un golpe etilico cuando ya los miembros aletargados por el alcohol no obedecen a lo que queda de conciencia.

En un ejercicio algo idiota y reconoroso podría enumerar en forma detalla y sin equivocarme las veces en que he sentido como esa promesa se rompía; podria recordar - por ejemplo - a la chiquilla que conoci hace diez años en una sala de clases con cara de dudas porque no entendía nada y que después de prometer amistad eterna años más tarde se dió cuenta que ya mi amistad no le acarreaba ningún provecho, o al muchacho aquel que me envolinó la cabeza con su discurso de izquierda obrera y que al primer atisbo de sentir marucho cerró una puerta que jamás le pedí que abriera, o aquella mujer que en el ejercicio inutil de retener a su hombre cambió las noches de juerga por pañales, mamaderas y no pudo retener macho alguno y finalmente aquella que de un día para otro cambió su discurso de mujer independiente por un romance incierto con el amante de turno y de paso me tiro al olvido como quien olvida al que va sentado en el asiento contiguo en un largo viaje, pero ¿para qué hundirme en el recuerdo inutil de tiempos mejores?, ¿para qué rememorar noches de promesas inutiles y conversaciones eternas que jamás regresarán?.

"La soledad es un paso firme que no he podido obligarme a dar" dice la letra de una canción que suena en mi cabeza, los recuerdos los estoy borrando en la embriaguez del vodka, con las bocanadas de humo del cigarro eterno que no termino nunca de fumar y con las canciones que jamás nadie escucho conmigo.

lunes, agosto 03, 2009

Mondúber



El resfrio me tiene atontado, los papeles se amontonan en mi escritorio y llueve como para estar en cama con algo de la Woolf y la Smith de fondo. Nacho lleva toda la razón en su exquisitamente bien escrita Mondúber "Y tú, sólo tú eres el único culpable,el cielo presagia una auténtica debacle.".-

jueves, junio 04, 2009

A Gin and Tonic, no tonic please.-


Desde la superioridad moral que me da haber rechazado un trabajo mejor pagado que el que tengo puedo decir que:

Tori definitivamente se volvió loca.

Debería tomar menos y dedicar las horas de resaca a algo más productivo, nadie sabe lo que pueda estar pasando en la televisión mientras duermo los domingos por la mañana.

No me interesa donde pueda estar Elisa.

He tropezado nuevamente con lo mismo, claro que ahora sin Silvio de fondo y con la Señorita Rosenvinge como escudo - ya es hora de esconder en un baul aquellos discos del cubano.

Necesito dormir, y tiempo para leer.

viernes, mayo 08, 2009

Black Hearted Love


Trent trabajará el sábado y tendrá que posponer la maratón de The Tudors que tenía en mente, sólo decir que la ejecución de Ana Bolena fue un groso error para el cotilleo de la corte de Enrique VIII. Trent no tiene vida, no tiene amigos, no tiene vida social, todo muy a lo U.B. sólo trabajando y viviendo. Natasha Khan ha sorprendido gratamente a su servidor. Trent sólo es capaz de tomar su vodka tónica y hacer un brindis por el Black Hearted Love de la grandiosa PJ.

lunes, abril 13, 2009

April

El vidrio de las paredes ya me sobrepasó, ya es hora de cambiar de escritorio.

Pegadisimo con la Señorita Rosenvinge, ¿Por qué no todas pueden ser como ella?

Pj nuevamente nos ha regalado un discazo de aquellos.

Leyendo por segunda vez Jane Eyre me parece más tarada de lo que me pareció en la adolescencia.

jueves, enero 15, 2009

I don't like summer.-


No me gusta el verano y ni las canciones de antes me hacen dejar de pensar en lo que ya no debería.