En la radio sonaba Nirvana, la voz de Kurt se desgarraba junto a su guitarra mientras las gotas de lluvia corrian por la ventana del dormitorio. Era una mañana de agosto, un sábado, en el que ella no aguantó más los golpes, los gritos, los llantos ahogados y el olor a alcohol con el que despertaba cada mañana.
Lo decidió temprano, cuando lo miraba acostado aún con la sangre de sus mejillas en los puños. Tenía el rostro dormido así como también sus pensamientos, no supo como llegó a la cocina y puso a hervir leche para el niño, mientras su mirada estaba perdida en el mantel de flores de la mesa de la cocina, donde había terminado lo noche anterior después de un golpe que le rompió una costilla, pero ya no sentía dolor y mientras miraba el vació se preguntaba cuando se había roto esa promesa de amor adolescente a la cual sucumbió cuando aún no dejaba el jumper escolar.
De pronto se vió con un cuchillo de cocina en la mano, empapada de sangre que no era la suya, estaba fuera de si, como flotando, viendose a si misma acabar con el dolor. Se levantó, cerró la puerta del dormitorio y tomo una ducha, hacía ya mucho tiempo que no sentía esa sensación de alivio, el temor se había ido.
La policia se la llevo esa misma tarde, apareció casi sonriente en el noticiero central, nunca dijo una palabra hasta el día que la condenaron a una decada de cárcel, con la mirada fija hacia el final de la sala musitó; y nunca sirvió de nada llamarlo maricón.
Incoherencias Varias
sábado, noviembre 20, 2010
viernes, octubre 22, 2010
Tacones Prostibulares.
Y todos celebraban que el arcoiris de la democracia había llegado, y ella corría por la alameda casi desnuda, casi atrasada a un trabajo que no exije horario, corriendo con sus tacones prostibulares que alimentaban a la media docena de chiquillos que la esperaban hambrientos al amancecer. Corria por las calles de un Santiago adornado de un "NO" que prometia casi la vida eterna. Y siguió corriendo sola a un puesto de trabajo invisible, a una esquina adornada de prostitución travesti. Y a una cuadra de la esquina prostibular su corrida se detubo por una bala loca que no la dejó llenar la boca de pan de esa media docena de hermanos que la esperaban hambrientos al sur de esa Moneda delirante por ese arcoiris que le prometía la libertad de esa esquina prostibular.
martes, septiembre 14, 2010
viernes, abril 09, 2010
Desperate Housewives
En aquella película de Winona Ryder - Reality Bites - en un momento ella cae en cuenta; al ver como ha avanzado su vida, que la mayoria de sus compañeros de universidad (todos) tienen una vida "perfecta": familia bien constituida y casa en los suburbios, y ella piensa que no puede mantener viva una planta, yo ni siquiera he intentado tener una.
A mi la paternidad no se me da, tampoco lo de familia bien constituida, en mi crianza provinciana con madre soltera y padre ausente nunca se me dio eso del plan de mantener un proyecto de ama de casa desesperada, con hipoteca gigante para casa en los suburbios, de hecho en momentos de suma honestidad he visto amenazada mi existencia por parte de mi madre que me repite constantemente que si se me ocurre hacerla abuela corro peligro de perder mi tan valiosa vida y ¿quién soy yo para contradecir a una mujer que ha pasado su vida en tacones altos?.
De un tiempo a esta parte el circulo de amistades que algun día frecuenté ha optado por esa promesa de felicidad que es hacer familia; la ex rebelde que sucumbió junto al seudo roquero a esa promesa burguesa de casa grande y empleo de 9 a 7 y que en el único atisbo de rebeldia que mantienen es la polera negra con la banda favorita y el mismo disco que suena de fondo desde que dejaron la universidad o aquella mujer que perdió el discurso independiente por una vida de pañales y mamaderas junto a un hombre que...ama lo momentos que pasa con ella - lo sé, el guiño a friends es obligatorio - pero bueno uno mantiene el mismo discurso que a los 20 y los mismos gustos que ellos nunca entendieron.
Yo aquí con dos martinis en el cuerpo tengo la certeza que nunca sucumbiré a esa "felicidad" ¿por qué será? ¿serán los discos de Tori?, ¿la colección de libros?, ¿o Alaska que me repite al oido "Si dios lo sabe que se entere el mundo"? la verdad no sé y simplemente prefiero gastar mis ingresos en libros y discos que en pañales, y ¿qué?. Las entradas a la fiesta burguesa son gratis y baratas y suman su costo en la libreta del registro civil y el casamiento por la iglesia, yo en cambio prefiero ver en primera fila a mi banda favorita con mi amiga que nunca renegó eso con que los otros se asqueaban y a lo que como en una carrera al vacio sucumbieron.
domingo, octubre 11, 2009
Ni una maldita florecita.
En una de las escenas de Marie Antoinette, cuando sorprendida por la gran opera de Paris decide aplaudir, Luis XVI la mira por primera vez de manera distinta; con ojos de gato regalón que entiende que por fin ha encontrado a su amo perfecto, con ojos de aprobación absoluta y de entrega total, y lanza una sonriza un tanto complice y aprobadora al gesto del aplauso de la adolescente reina. A mi nunca alguien me ha mirado así en lo que llevo recorrido de vida, nunca alguien se ha hecho complice de mis miradas y mis arrebatos. Esa misma noche de teatro, la reina de los peinados altos y las grandes deudas, conoce a la Duquesa de Polignac, su favorita y compañera en noches de juegos y borracheras, a mi loca cabeza se vienen los momentos, uno a uno, en que conocí a aquellos que en noches de vino y cigarros juraron amistad eterna, que con la cabeza embriagada y la palabra fácil hicieron promesas que se rompieron como se rompe un vaso medio vacio de un golpe etilico cuando ya los miembros aletargados por el alcohol no obedecen a lo que queda de conciencia.
En un ejercicio algo idiota y reconoroso podría enumerar en forma detalla y sin equivocarme las veces en que he sentido como esa promesa se rompía; podria recordar - por ejemplo - a la chiquilla que conoci hace diez años en una sala de clases con cara de dudas porque no entendía nada y que después de prometer amistad eterna años más tarde se dió cuenta que ya mi amistad no le acarreaba ningún provecho, o al muchacho aquel que me envolinó la cabeza con su discurso de izquierda obrera y que al primer atisbo de sentir marucho cerró una puerta que jamás le pedí que abriera, o aquella mujer que en el ejercicio inutil de retener a su hombre cambió las noches de juerga por pañales, mamaderas y no pudo retener macho alguno y finalmente aquella que de un día para otro cambió su discurso de mujer independiente por un romance incierto con el amante de turno y de paso me tiro al olvido como quien olvida al que va sentado en el asiento contiguo en un largo viaje, pero ¿para qué hundirme en el recuerdo inutil de tiempos mejores?, ¿para qué rememorar noches de promesas inutiles y conversaciones eternas que jamás regresarán?.
"La soledad es un paso firme que no he podido obligarme a dar" dice la letra de una canción que suena en mi cabeza, los recuerdos los estoy borrando en la embriaguez del vodka, con las bocanadas de humo del cigarro eterno que no termino nunca de fumar y con las canciones que jamás nadie escucho conmigo.
En un ejercicio algo idiota y reconoroso podría enumerar en forma detalla y sin equivocarme las veces en que he sentido como esa promesa se rompía; podria recordar - por ejemplo - a la chiquilla que conoci hace diez años en una sala de clases con cara de dudas porque no entendía nada y que después de prometer amistad eterna años más tarde se dió cuenta que ya mi amistad no le acarreaba ningún provecho, o al muchacho aquel que me envolinó la cabeza con su discurso de izquierda obrera y que al primer atisbo de sentir marucho cerró una puerta que jamás le pedí que abriera, o aquella mujer que en el ejercicio inutil de retener a su hombre cambió las noches de juerga por pañales, mamaderas y no pudo retener macho alguno y finalmente aquella que de un día para otro cambió su discurso de mujer independiente por un romance incierto con el amante de turno y de paso me tiro al olvido como quien olvida al que va sentado en el asiento contiguo en un largo viaje, pero ¿para qué hundirme en el recuerdo inutil de tiempos mejores?, ¿para qué rememorar noches de promesas inutiles y conversaciones eternas que jamás regresarán?.
"La soledad es un paso firme que no he podido obligarme a dar" dice la letra de una canción que suena en mi cabeza, los recuerdos los estoy borrando en la embriaguez del vodka, con las bocanadas de humo del cigarro eterno que no termino nunca de fumar y con las canciones que jamás nadie escucho conmigo.
lunes, agosto 03, 2009
Mondúber
jueves, junio 04, 2009
A Gin and Tonic, no tonic please.-
Desde la superioridad moral que me da haber rechazado un trabajo mejor pagado que el que tengo puedo decir que:
Tori definitivamente se volvió loca.
Debería tomar menos y dedicar las horas de resaca a algo más productivo, nadie sabe lo que pueda estar pasando en la televisión mientras duermo los domingos por la mañana.
No me interesa donde pueda estar Elisa.
He tropezado nuevamente con lo mismo, claro que ahora sin Silvio de fondo y con la Señorita Rosenvinge como escudo - ya es hora de esconder en un baul aquellos discos del cubano.
Necesito dormir, y tiempo para leer.
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